En Julio de 1996, con 12 años, una maleta y una camiseta azul de B.U.S., cogía mi primer avión a un campamento multiaventura en Inglaterra, rodeada de alumnos de todo el mundo. Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Disfruté tanto que al año siguiente fui yo quien le pidió a mi madre que me mandara de nuevo. Esta vez fue a un programa en familia con clases y actividades. EE.UU., fue el siguiente paso, en un programa de inmersión en familia. Esta vez solo veía a los españoles una vez a la semana. Disfruté y aprendí muchísimo con la familia, que aún me manda christmas en Navidad y galletas hechas por ellos.
De todos estos veranos conservo infinitas anécdotas, una agenda llena de direcciones, y amigos para toda la vida.
Después, fue Toronto. Me encantó la oportunidad de estudiar en un colegio canadiense, y poder trasmitir mi cultura a mi compañera. Mientras estudiaba la carrera, también trabajé en el extranjero, uno de los veranos como monitora de BUS, una experiencia que me dio la oportunidad de transmitir a los niños de los que era responsable, el valor que aquellas semanas tenían. Al terminar la carrera, me otorgaron una beca para cursar un Master de Derecho Internacional en una universidad americana. Mi nivel de inglés y mis notas influyeron, pero fueron mis estancias en el extranjero las que determinaron mi elección. Todas mis experiencias en el extranjero han sido muy gratificantes y enriquecedoras. Desde el principio, aprendí a vivir en otros países y a formar parte de otras culturas, desenvolviéndome en ambientes diversos. Pero lo más importante, es que aprendí a disfrutar haciéndolo. Cuando te haces mayor te das cuenta de que aprendiste pasivamente valores y principios que ningún curso académico te enseñó: la tolerancia y el respeto a otras razas, culturas y maneras de vivir; que no son ni mejores ni peores sino diferentes, y que al apreciarlas te hacen mejor persona. Gran parte de lo que soy hoy se lo debo a haber estudiado fuera, así como mis méritos académicos y profesionales. Cuando vives en el extranjero, eres capaz de escucharte y conocerte mejor a ti misma, sabiendo que te conviene y por lo que estas dispuesta a luchar, fijando así, tus objetivos en la vida.