Todo empezó cuando mis padres decidieron mandarme un año a estudiar al extranjero. Tanto ellos como yo teníamos que superar nuestros miedos. Pero ahí estaba BUS para aclararnos todas las dudas y darnos seguridad. Nos lo hicieron todo mucho más fácil y, gracias a ellos, me lancé al reto.
Era un idioma distinto, gente desconocida, cultura diferente… al principio creí que no aguantaría, pero después no me quería volver. Siempre lo agradeceré porque fue una experiencia increíble que no solo me ha hecho crecer a nivel profesional, sino también como persona.
Años más tarde, he tenido la suerte de ser monitora de sus grupos y fui consciente del inmenso trabajo que hacen para que todo salga bien. Desde luego, destacan por sus valores y la entrega y el cariño con el que trabajan. Si tuviera que recomendar a alguien, no tendría ninguna duda.
¡Muchísimas gracias, BUS idiomas!